jueves, 5 de noviembre de 2009

Edgar Allan Poe y el Romanticísmo en su obra Poética.

El romanticismo es, sin duda, un movimiento que sienta sus bases en un profundo amor por la naturaleza, en una exaltación del espíritu humano que se ve reflejada en el retomar de las culturas greco- latinas. Todo esto enmarcado en una constante presencia de lo religioso.

Así, el romanticismo presenta sus manifestaciones artísticas como contrastes tipo vida/muerte, felicidad/tristeza, luz/ oscuridad. De esta manera, la poesía de Edgar Allan Poe, autor romántico, contiene todos estos elementos, más la visión propia del autor sobre la unidad de la poesía, su composición y la forma. En sus ensayos, Poe asume posiciones revolucionarias sobre el quehacer poético. En El principio racional del verso, el autor deja muy clara su opinión acerca de la versificación, y la define como “el arte de ordenar palabras en líneas de longitud correspondiente para generar armonía”[1]; no sólo como una destreza rítmica y musical de los versos, sino como él mismo lo señala “un real ordenamiento”, algo que podemos sustentar con su visión del efecto del poema. Para Poe, “la primera de todas las consideraciones es la de producir un efecto”[2] refiriéndose a las composiciones poéticas. La unidad del poema y el concepto de extensión del mismo, está ligada a un riguroso, casi matemático proceso de escritura en busca de aquel “efecto”, el cual está soportado por el tono, muchas veces melancólico, partiendo del hecho de que para el autor, “La melancolía es el más legítimo de los tonos poéticos”.

Miremos entonces el proceso de escritura del autor. En el método de composición Poe describe, de una forma muy detallada, su proceso de escritura. En el poema “El Cuervo”, Poe demuestra cómo la intención, el aliento y la unidad recaen sobre el final de cada estrofa. Aquel “Nevermore” (¡nunca más!) da al poema una especie de conexión que mantiene la tensión y la exaltación hasta el final, además de una musicalidad, sea en inglés o español.

En balada nupcial se repite la forma de escritura de “El cuervo”. Allí el final de cada estrofa tiene un estribillo que se repite: “Soy feliz ahora”. Poe es muy enfático al describir su forma de escritura, rompe con aquél concepto de que el poeta era poseído por una musa inspiradora para crear su obra; la poesía y su efecto en el lector es netamente intencional:

“Mi deseo es demostrar que ningún punto de la composición puede ser atribuido a la casualidad o la intuición, y que la obra ha marchado, paso a paso, hacia su solución con la precisión y la rigurosa lógica de un problema matemático”[3].

Sin embargo, aquel efecto del que hemos hablado tiene una relación directa con la dimensión. El cuervo, como bien señala Poe, tiene tan sólo 108 versos; Balada Nupcial tiene 31 en su versión original en inglés. Por tanto, en estos poemas se da lo que el autor denomina el “conjunto” o totalidad, dado que una sesión de lectura basta. Los asuntos del mundo y otros aspectos exteriores no se mezclan con el poema, es decir: el poema goza de una totalidad o unidad de efecto. Para Poe, la poesía es la “creación rítmica de la belleza” cuyo único arbitro es el gusto. Este gusto precisamente es lo que define la extensión y la dimensión del poema. Entonces, la extensión depende de la atracción que genera. No tanto la extensión física (cantidad de versos), sino el tedio que se produce o no al leerlo, que afecta directamente la percepción del poema. Según Poe, El Paraíso perdido es un poema largo, por sus intermitencias en las exaltaciones y en las “ondas” que se dan en su lectura “una serie de excitaciones poéticas, sembradas inevitablemente en depresiones por su excesiva extensión”[4]. En “El Cuervo” o en “Balada Nupcial” esta extensión es reevaluada.

Pero volvamos a aquella particularidad de los poemas señalados: el estribillo. Poe afirma que el estribillo es de uso universal, y que su vigor y efecto depende muchas veces de su monotonía tanto en su sonido como en pensamiento. En el cuervo se repite “Nevermore” y en Balada Nupcial “Soy Feliz Ahora” cumpliendo cada una con la tarea de finalizar cada estrofa con una caída fuerte.

Ahora bien, los dos poemas tienen como tono particular un tono melancólico.

Sobrecogido al romper el silencio
tan idóneas palabras,
"sin duda -pensé-, sin duda lo que dice
es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido
de un amo infortunado a quien desastre impío
persiguió, acosó sin dar tregua
hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido,
hasta que las endechas de su esperanza
llevaron sólo esa carga melancólica
de "Nunca, nunca más."

(Fragmento de “El Cuervo”)

Y si pude otorgar palabra nueva,
así el voto juré, y aunque traidora,
y aunque un luto de amor el alma lleva,
ved brillar ese anillo que "me prueba"
que soy feliz ahora.

(Fragmento “Balada Nupcial”)

Y en ambos casos, el estribillo cumple la función de acentuar más este sentimiento. En el cuervo aquél nunca más recrea la desesperanza y el desasosiego de un hombre enamorado que ha perdido a su amante, todo en medio de un ambiente oscuro y triste, pues como el mismo autor señala, “no hay nada más desgarrador que la muerte de una joven y bella dama” (Cita). En Balada Nupcial la historia no es muy diferente. Un personaje se lamenta: “un luto de amor el alma lleva”.

Es muy interesante ver el marcado contraste que se da entre el tono del poema y su título. La Balada Nupcial, aquella canción que se entona cuando dos personas unirán sus vidas en matrimonio, dista mucho de la naturaleza de este poema, donde, una vez más, el amor romántico se impone, dando paso a la tragedia la separación y la muerte como constantes románticas. Incluso, si rastreamos aspectos simbólicos en el poema, podemos sustentar lo anterior. En el diccionario de símbolos, el anillo representa el anuncio de la culminación de nuestros anhelos[5]. En el romanticismo todo es añoranza y evocación; por eso, Balada Nupcial se encuentra a medio camino entre la alegría y la angustia. Además de estos temas, la muerte es otro universal preponderante en el romanticismo y la poesía de Edgar Allan Poe. La muerte se asume como un viaje, como un paso a un mundo mejor, pues la vida terrenal no es más que un tortuoso camino para llegar a la perfección de la vida espiritual. Se sigue vivo gracias a la esencia del espíritu, en figura angelical; en palabras de Swedenborg, cada ángel es una figura humana perfecta. (Cita)

En consecuencia, en el romanticismo podemos encontrar una fuerte presencia de lo religioso, desde un campo muy espiritual en contraposición con los cánones institucionales de la Iglesia. Podríamos afirmar, quizás, que el universo religioso del que hace parte el romántico pertenece a un campo ritual, donde muchas de las experiencias que buscan estos autores se dan en visionarias sensaciones que se encuentran por fuera de su corporeidad.

Ahora bien: para rastrear otros aspectos románticos en el poema escogido, leamos el siguiente fragmento.

Ah! ilumíneme Dios aquel pasado,
pues si sueña o no sueña el alma ignora,
y el corazón se oprime, y conturbado
pregúntase, oh Señor, si el "Olvidado"
será feliz ahora!

Aquí podemos ver otra de las constantes del romanticismo en el poema: la evocación al pasado. Todo tiempo anterior fue mejor, según los poetas de este movimiento. La época que les acoge está enferma, el mundo adolece lentamente por los cambios que significan progreso.

De esta manera y con todo cuanto hemos señalado, ¿Cómo no afirmar a la melancolía como el tono poético por excelencia del romántico? No hace falta ir muy lejos, en la misma obra de E.A. Poe podemos encontrar múltiples referencias que se repiten:

“Le encontré bien educado, de una singular inteligencia, aunque infestado de misantropía y sujeto a perversas alternativas de entusiasmo y de melancolía”. El Escarabajo de Oro

“Sentía yo que respiraba una atmósfera penosa. Un aire de severa, profunda e irremisible melancolía se cernía y lo penetraba todo”. El Hundimiento de la Casa Usher.

“Pero yo no podía menos que sentir la absoluta inutilidad de la esperanza misma, y me preparaba melancólicamente para una muerte que, en mi opinión, nada podía demorar ya más de una hora”. Manuscrito hallado en una Botella.

“Era una sonrisa de profunda melancolía, de permanente y molesta
tristeza”. Una historia de las montañas Ragged.

Así, la obra de este gran escritor norteamericano se erige como el monumento por antonomasia de los valores estéticos del romanticismo, un compendio de relatos y de poemas que tienen consonancia con su propuesta literaria y que apuntan una respuesta a la tradición que él retoma y plantea desde su época. Él, quien quiso hacer de la literatura su modo de vida (lo que revela su espíritu romántico), vio fracasar sus intentos de fundar un periódico y de vivir en paz con su prima (una niña tuberculosa que murió poco tiempo después de la boda). En suma, su vida y su obra revelan una nueva actitud ante la poesía. La figura de Poe marcó profundamente la literatura de Estados Unidos y el mundo. Ejerció gran influencia en la literatura simbolista francesa y, a través de ésta, en el surrealismo; pero su impronta llega mucho más lejos: son deudores suyos toda la literatura de fantasmas victoriana y, en mayor o menor medida, autores como Baudelaire, Dostoyevski, Kafka, H. P. Lovecraft, Ambrose Bierce, Guy de Maupassant, Thomas Mann, Jorge Luis Borges y Julio Cortázar. Además, hizo incursiones en los campos de la cosmología, la criptografía y el mesmerismo. Su trabajo ha sido asimilado por la cultura popular a través de la literatura, la música, el cine, el cómic, la pintura (varias obras de Gustave Doré).

En su correspondencia dice: Mi vida ha sido capricho, impulso, pasión, anhelo de la soledad, mofa de las cosas de este mundo; un honesto deseo de futuro. El terror de mis relatos procede de la densa oscuridad de mi corazón.


Marlon Andrés Rueda



[1] POE, Edgar Allan. El fundamento racional del verso. Editorial Claridad. Buenos Aires. 2006

[2] POE, Edgar Allan. Método de composición. Editorial Claridad. Buenos Aires. 2006

[3] POE, Edgar Allan. Método de composición. Editorial Claridad. Buenos Aires. 2006

[4] POE, Edgar Allan. Método de composición. Editorial Claridad. Buenos Aires. 2006

[5] Diccionario virtual de Simbología. http://mind-surf.net/diccionario/

2 comentarios:

Unknown dijo...

Buen Trabajo

Anonimo (1426) dijo...

que buen trabajo

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